NEUROCIENCIA DEL MAL DE AMORES

Todo el que haya vivido el desamor sabe cuan ardua es su carga, lo lento que pasa el tiempo y espeso vacío que deja el inalcanzable ser amado. Ni comemos, ni dormimos.No hay espacio mas que para los suspiros desechados por la mente, vagabunda en sus ideas más hirientes.

Y así es que con el paso del tiempo se procesa este abandono hasta que la experiencia se hace aprendizaje, o bien, se abre nuestra herida dejándonos a flor de piel, vulnerables y manipulables.

¿Pero qué estaba pasando en nuestro cerebro en esos días en los que se nos desgarró la vida? ¿Para qué la evolución desplegó todas estas estrategias de depresion, obsesió n y tristeza?

Este cambio en los patrones de pensamiento y comportamiento se puede deber a cambios neuronales que se producen después de una ruptura. Los estudios nos revelan como la actividad cerebral aumenta en distintas regiones asociadas con la recompensa, la motivación, la adicción y el desorden obsesivo-compulsivo.En aquellos que alargan este duelo durante meses se encontró actividad reducida en la ínsula y en las regiones de la corteza cigulada anterior y posterior.

Esto esta relacionado con los circuitos de la depresión que seguramente sean parte del esquema de la personalidad de la persona y/o de su sistema familiar. De hecho es muy interesante que estudios de neuroimagen concluyen que hasta cuando un extraño nos rechaza aumenta la actividad en áreas destinadas al procesamiento del dolor.

Somos seres exquisitamente sociales y las criaturas mas dependientes del planeta,cuya interrelación con el contexto es la clave para la construcción de la idea del yo. De hecho somos tan entregados al medio que mientras crecemos nos dedicamos a abandonar nuestra esencia para agradar al papá, a la mamá o a todo el vecindario. Somos cazadores recolectores en la selva del sturbuck y el corte ingles y ser abandonado es un riesgo

y por tanto habrá toda una plataforma neuronal que nos detenga. Para eso nuestro inconsciente biologico nos deprime, para ir despacio e integrar dicho abandono.

Como siempre,el ser humano tiene neuro-soluciones para todos los problemas.
Somos simplemente extraordinarios

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Sara Hernández Psicóloga Humanista