EL DOLOR DE HUESOS 

La descodificación de los huesos tiene una precisión quirúrgica.
Primero tiene que quedarnos claro que cuando hablamos de huesos nuestra biología está expresando unos conflictos determinados por cuatro aptitudes o maneras de ver la vida que en un gota a gota durante días y años acaba calando en una artrosis, artritis o demás problemas articulares o de densidad ósea.
Hoy iremos de las generalidades de los huesos a la particularidad de la artrosis y así podemos ir tejiendo un poco de cultura psicosomática en este blog.
• La primera actitud es la COMPARACIÓN: las personas con problemas en los huesos tienden a compararse y a salir desvalorizados de tal comparación.
Los que filtran así la información tienen un escáner en las corneas, y por el evalúan y comparan ventajas y desventajas de los personajes a los que enfocan.
• La segunda actitud es los RESULTADOS OBLIGATORIOS: no he conseguido lo que se espera y espero de mí y como no lo consigo, soy nulo. Esta nulidad es un disfraz de desvalorización envuelto en formato de eficiencia no conseguida. No valgo y además los otros competidores de la selva del cemento y del corte inglés, si lo consiguen y yo no.
• Entonces tenemos un lugar y una situación en que no somos capaces de gestionar y nos sentimos IMPOTENTES. La persona no lo consigue, es nulo, se siente como un paquete, un cero a la izquierda y no puede hacer más. Es como un ratoncillo de laboratorio que trata de alcanzar su premio pero hay siempre una película de plástico que le impide coger su tan merecido quesito.
Luego veremos como depende de cómo se interprete esta situación que nuestro “ratoncito osteoarticular” tenga una dolencia u otra.

Siempre que haya problemas de huesos tenemos una historia de comparación de fuerzas: yo más fuerte que fulanito o fulanita, más un problema de resultados: fulanito o fulanita nos gana y en nuestro interior somos unos pringaos y claro de postre tenemos un conflicto de impotencia que tenemos que soportar y seguramente todo esto que va pasando está pasando con cierta soledad y aislamiento y no es de repente, esto es algo de toda la vida, es un gota a gota silencioso y ruidoso al mismo tiempo.

Con esto solo, ya podemos ir oliendo desde lejos como se cocina la rabia. Es algo estructural, que incluso muchos ya te dijeron que se veía venir que acabaras enfermo.

• Por último y más importante: LA FALTA DE RESPETO, y aquí también somos ruidosamente creativos, nos faltamos el respeto en todos los colores, nos lo faltamos nosotros activa o pasivamente o dejamos que fulanito nos pisotee la dignidad y encima le damos las gracias.
La falta de espeto es una falta de amor y trae a mi presente memorias de viejas estructuras infantiles en las que viví esta carencia o interpreté que esto me faltaba.

Resumiendo que los aquejados de problemas osteoarticulares en el momento en el que empezamos con dolores tenemos una situación que hemos evaluado y que no hay manera de poder con ella y me falto el respeto y esto me rompe a nivel de mi estructura y mi estructura es mi esqueleto que habla por mí para que re direccione como pueda mi actitud hacia el mundo y hacia mí mismo.

¿Para qué ya no me puedo mover?

Qué pasa con las personas que tienen artrosis. Aquí hay mucha ira y rencor hacia otra persona : el fulanito que sí que llega al queso y yo no , o el que pone ahí el queso ,o cada cual con su historia, aquí depende el del observador que interpreta cómo funcionan las cosas en la selva y lo mal o bien que seme de la supervivencia.

En la artrosis hay un sentimiento de injusticia muy grande y sin embargo en la artritis esa rabia, que ya la olíamos de lejos, es una rabia retro-flexionada hacia uno mismo y grrrrrrrrrrrr la persona aprieta sus puños contra si porque se rabia encima de ser como es y no poder cambiar.

El tema es más denso y lo iremos tocando poco a poco.
Para los que lo sufren os doy mucho ánimo y mucha motivación, quiero trasmitiros que yo en primera persona sé lo que es estar desesperado con una enfermedad osteoarticular y que cuando te dicen que no se puede hacer nada es cuando más puedes hacer.

Una cosa es el dolor y otra el sufrimiento
¿Caminamos?

Sara Hernández Psicologa Humanista