A nuestra mente le encanta juzgar, etiquetar, generalizar, dramatizar, diagnosticar, comparar, lamentar…Si nos hacemos conscientes de lo alto de pagamos por estos automatismos, tendremos una gran deseo por transformar esta manera de vivir.

 

La comunicación no violenta, es una técnica que hoy nos va a servir para transformar nuestros negros pensamientos en potencial de acción: y es que una vez que localizamos los pensamientos tóxicos y los estados de ánimo asociados a éstos, podemos tratar de descubrir el anhelo que tales pensamientos trataban de expresar torpemente.

 

Así, aquello por lo que me juzgo se convierte en aquello a lo que aspiro y aquello que me molesta en aquello que deseo.

 

Por ejemplo:   

Pensamiento negro: “Uff a pesar del régimen, esta semana me he echado un kilo encima ¡No tengo fuerza de voluntad!” Este tipo de pensamiento nos roba toda la energía y , en vez de servir para controlarnos, nos proporciona la perfecta excusa para ahogar nuestras penas en más comida.

 

Aquello a lo que aspiro: “Me gustaría confiar en mi fuerza de voluntad para no perder de vista mi objetivo” Este pensamiento si que nos lleva hacia algo vivificante. En este caso confiar en nuestra fuerza de voluntad para no tirar la toalla. Si centramos nuestra atención en aquello a lo que aspiramos, nuestra energía crece y nos resulta más fácil tener valor para controlarnos y averiguar de qué modo concreto hacerlo.

 

 

Sara Hernández Psicóloga Humanista
www.menteyterapia.com
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