Todos os habréis fijado, nuestro cerebro es vago, repite una y otra vez, somos seres de hábitos, esquemas de personalidad y otras influencias genéticas, transgeneracionales, ambientales…

Un hábito es aquello que resulta de algo que repetimos con frecuencia. Todo este entramado cerebral es un despliegue de medios sin igual para ahorrar esfuerzo, lo dicho, es un poco vaguete y automatiza funciones para poder quedarse en stand by mirando al infinito, como gatos ensimismados con una pelusa al tras luz. También un hábito nos ahorra energía para poder destinarla en otras funciones superiores como planificar o repasar el pasado y el futuro (esto es también uno de los problemas más graves que tenemos, se llama angustia)

No se puede ir en contra de la naturaleza, no se engaña al cerebro, se le acompaña en su aprendizaje, con cariño, coherencia e inteligencia.  Para cambiar y lograr estar en otra situación a la que tenemos, habrá que crear hábitos que nos hagan fácil ser la mejor versión de nosotros mismos.

Sino creamos nuevos hábitos con inteligencia será muy posible que nos enredemos en hábitos y esquemas que nos llevan a repetir lo que más queremos evitar.

 

Cambiar de hábitos de una manera permanente es posible y tiene una cosa muy muy positiva: nos permite vivir con la sensación de estar aprovechando nuestro tiempo y disfrutando de la vida como deseamos.

Así con una buena estrategia podemos ir modificando malos hábitos para cada vez más ir cuidando nuestro cuerpo físico, nuestro cuerpo mental y nuestro cuerpo emocional.

Todo esto sólo es fácil si sabes cómo hacerlo y aun así este mono vago hará de las suyas, por eso, en terapia usamos métodos para crear hábitos imborrables: vamos a sitiar el cerebro, vamos a motivarnos hasta exaltarnos, vamos a proyectar qué tipo de persona queremos ser para programarlo y lograrlo. Y como sabemos cómo funciona tu inconsciente, no habrá fallo, con un buen acompañamiento no hay saboteo, no hay más fracasos.

 

Hagamos esta reflexión:

Si una semana de tu vida es un escáner de toda tu existencia:

  • ¿A qué le estás prestando atención, en que cosas estas priorizando tu tiempo?
  • ¿Qué hábitos te están alejando de tus deseos?
  • ¿Hay algún hábito que te daña y no sabes cómo quitártelo de encima?
  • ¿Te gustaría gestionar tu tiempo para poder cumplir con tus deseos?
  • ¿Quieres descubrir por qué te cuesta tanto dejar de sabotearte?

¡La excelencia no es un a actitud, es un hábito!

¿Empezamos?

Sara Hernández Psicóloga Humanista

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