Ser flexibles nos ayuda a adaptarnos a los imprevistos, a los cambios, nos facilita ponernos en la piel del otro, es una vacuna anti frustraciones ; si soy flexible podre encontrar una solución creativa para aquello que necesito con urgencia. Pero sobre todo la flexibilidad nos proporciona la astucia necesaria para ser más felices y relajados.

Así pues, ya sea que estemos hablando de nuestro menú de comidas, de una actividad que solemos realizar o de un hábito que tenemos, cuando los planes no salen como esperábamos podemos enfadarnos y tensarnos hasta partirnos o, respirar y aceptar que habrá otra posibilidad que nos satisfaga sin renunciar a nuestros propósitos.

En nutrición ocurre mucho que en vacaciones o en periodos en los que nos salimos de la rutina, de repente pasamos de hacer las cosas perfectas a ser unos perfectos compulsivos tragalo-todo. Esto no se da si aprendemos a vivir con flexibilidad.

Si soy una persona flexible, que se adapta sin tensarse, no habrá rabieta que me frustre, porque siempre hay una alternativa que me nutre.

Es cuestión de actitud y de practicar: date la libertad de improvisar y si hoy no puedes hacer las cosas perfectas, al menos hazlas bien y la siguiente vez que puedas seguro que todo saldrá de perlas.

“La rigidez mental conduce a la muerte. La flexibilidad cognitiva conduce a la vida”.

Una dieta rígida proviene de una mente rígida. Y esto nos acerca al precipicio del atracón o del abandono de nuestros propósitos de salud y bienestar.

De hecho, cualquiera estará de acuerdo conmigo que cuando estamos tensos, enfadados o angustiados estamos rígidos, y que cuando estamos relajados, disfrutando, estamos en un estado de mas creatividad, flexibilidad y amplitud de ideas. De hecho, en psicosomática para curar enfermedades la técnica fundamental es que las células se desaprieten unas de otras, que la mente suelte ideas, creencias, se libere de pensamientos falsos… soltar y ser flexible es un tema mas profundo pero como todo lo que hacemos en psiconutroción es extrapolable a otras dimensiones de la vida no podemos evitar crecer en integridad con todo lo que somos.

Hay tres claves para aprender a improvisar sin desesperar:

  1. Saber que las cosas son como son, no como tenían que ser, ni como yo pienso que deben ser, con lo que dejar de pelearse con la realidad y ver ¿Qué puedo hacer yo aquí y ahora?
  2. Prepararse siempre una lista de alternativas saludables: ej: si tomo mi batido de proteínas siempre en la merienda y hoy no tengo me hago una tortilla, o tomo pollo en ensalada.  En consulta siempre vamos provistos de esta lista personalizada por adelantado.Otro ejemplo: no puedo salir a correr porque llueve todo el día ->me voy a un gym por un día o hago ejercicio aeróbico      con un video de youtube… querer es poder.
  3. Si no hay una buena opción acepta lo que hay y vuelve a tus buenos hábitos en la que puedas. Pero nada vale el            precio de la rigidez y la frustración.Recalcula tus pensamientos.

 

Si aprendo a llevar un plan nutricional con flexibilidad lo extrapolare a otras áreas: como hago las pequeñas cosas hago también las grandes cosas de la vida.

Además, es mucho más probable que mantengamos un buen resultado si somos flexibles si sabemos equilibrar nuestros imprevistos, que si me propongo hacer una dieta muy bien hasta llegar a un peso determinado y luego cuando ya llegué me vuelvo a la vida del hago lo que quiero.

Para crear buenos hábitos hay que ser organizado, enfocado y saber improvisar con flexibilidad cuando las cosas no son como habíamos pensado.

Así que no te sabotees y no te engañes: una cosa es ser flexible y otra darse a la comida fácil excusándonos en la flexibilidad.

Si tienes un objetivo de peso, un objetivo deportivo, o quizá lo que quieres es quitarte un mal hábito o adquirir uno nuevo… siempre encontraras un camino para seguirlo y si siempre encuentras excusas. es que en realidad no lo quieres tanto como dices.

Y ya sabes que cuando no podemos comer según la prescripción, en estos casos: no nos preocupamos, elegimos la opción más saludable y luego, lo que ensuciamos lo limpiamos.  La siguiente comida la anticipamos mejor, buscamos la mejor opción, retomamos enseguida los mejores cuidados para nuestro cuerpo que es nuestro templo.

Cuida a tu cuerpo y él te cuidará a ti.

Sara Hernández Psicóloga Humanista

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