micromachismos 1
Los MicroMachismos son actitudes de dominación suave o de bajísima intensidad, son formas y modos larvados y negados de abuso e imposición en la vida cotidiana. Son artes de dominio, específicas y hábiles, son comportamientos sutiles e insidiosos que ejecutan con la sutileza de un gatito que nos exige cariño y cuidado.
Aunque no me olvido de las grandes acciones violentas y sexistas, hoy le daremos volumen a esos pequeños detalles y actitudes que modelan nuestros días y nuestros futuros sin que casi podamos quejarnos porque claro, podría ser mucho peor.
Si queréis amar a mujeres dignas de admirar o si queréis ser mujeres libres y realizadas, todos debemos perder el miedo a la libertad.
Así que lo mismo que queremos que nos miren a la cara cuando nos hablen nosotras debemos sacar la visa en una cena.
Ah pero es que no cobramos igual, se me olvidaba.
Aunque cuando este término lo acuño Luis Bonino se refería exclusivamente a la imposición de hombre a mujeres, creo que podríamos extrapolar este modo sutil de abuso y pérdida de dignidad tanto a hombres y mujeres que adoptan el “rol o papel del cuidador/sirviente”.
Por supuesto que es una cuestión de género mayoritaria pero no vamos a dejar fuera ni a un hombre maltratado porque la igualdad no debe ser discriminante para nadie.
Los micromachismos son inadvertidos culturalmente e invisibles, se ejercen con total impunidad desde el comienzo de una relación y hacen mucho daño a corto y largo plazo. La misión del micro machismo es mantener la asimetría en la relación, que el señor de la casa siga siendo el señor de los anillos, el dueño del mando de la tele y el que decide cuánto dinero se gasta en lo que le salga del…..pie.
Algunos ejemplos son:
1) “Ganar por cansancio”, ABUSAR DE LA ENERGIA FISICA Y EMOCIONAL, consiste en obtener lo que se quiere, por agotamiento de la mujer en mantener su propia opinión, que al final acepta lo impuesto a cambio de un poco de paz.
2) Gran cantidad de maniobras son utilizadas por el varón para monopolizar el uso o las decisiones sobre el dinero, limitando el acceso de la mujer a el o dando por descontado que el hombre tiene más derecho a ello.
3) La negación del valor económico que supone el trabajo doméstico y la crianza y el cuidado de los niños.
4) Tomar decisiones sin consultar, ocupar espacios comunes, opinar sin que se lo pidan, monopolizar, etcétera.
5) Uso expansivo del espacio físico: en el ámbito hogareño, el varón invade con su ropa toda la casa, utiliza los ambientes, monopoliza el televisor..
6) Pedir, fomentar o crear condiciones para que la mujer priorice sus conductas de cuidado incondicional (sobre todo hacia el mismo varón), promover que ella no tenga en cuenta su propio desarrollo laboral.
7) Comportamientos de “aniñamiento tiránico” que utilizan los varones cuando enferman, así como la exigencia (generalmente no verbal) de ocuparse de la familia de é, sus amigos, y los animales que tengan en casa.
8) Culpar a la mujer de cualquier disfunción familiar (con la consiguiente inocentización del varón)
9) Se aprovechan de la dependencia afectiva de la mujer y su necesidad de aprobación para promover en ella dudas sobre sí misma, sentimientos negativos y, por lo tanto, más dependencia.
10. Peleas y discusiones con terceros con los que la mujer tiene vínculos efectivos (parientes, amistades) a través del relato de historias sesgadas, secretos, etcétera.
11) Descalificación de cualquier transgresión del rol tradicional de las mujeres. Y es que “somos unas zorras” a la mínima
12) Redefinición como negativas, de cualidades o cambios positivos de la mujer.
13) Hacerse el tonto: se apela a la inconsciencia (“No me di cuenta”), a las dificultades de los varones (“Quiero cambiar, pero me cuesta”), a las obligaciones laborales (“No tengo tiempo para ocuparme de los niños”), a la torpeza, a la parálisis de la voluntad (“No pude controlarme”).
14) Encerrarse en sí mismo, no contestar, no preguntar, no escuchar, hablar por hablar sin comprometerse, etcétera.
15) Maniobras consistentes en hacer regalos, prometer ser un buen hombre, ponerse seductor y atento, hacer cambios superficiales, sobre todo frente a amenazas de separación. Se realizan modificaciones puntuales que implican ceder posiciones provisoriamente por conveniencia.

Y algunos de sus efectos son :
– Sobreesfuerzo físico y agotamiento emocional de la mujer por desequilibrio de obligaciones.
– Inhibición del poder y crecimiento personal.
– Inhibición de la lucidez mental “tontificación”
– Deterioro de la autocredibilidad.
– Malestar difuso, irritabilidad crónica.
– Un encarrilamiento paulatino hacia la dirección que beneficia al varón, haciendo que predominen las situaciones que el varón desea.
– La culpa de las crisis las tiene la mujer (“está loca”)

Ni de hombres ni de mujeres, hoy la cosa va de dignidad y Abuso. Podemos hablar de micro abuso, de pequeñas tiranías, de terrorismo íntimo, violencia blanda o como queráis, lo llamemos como lo llamemos no existe un victimario si no hay una víctima.
Y con esto, mi intención, lejos de posicionarme en contra de nada, pretende asentarse en el respeto y gritar a favor de la dignidad y la libertad.
Con lo cual hoy pondremos sobre la mesa los micromachismos sexistas que existen por doquier y que cada cual que coja la sartén por su mango: l@s abusados que se valoren y actúen con dignidad y sin medias tintas, y los abusadores que revisen cómo abusan también de sí mismos.
Al fin y al cabo, somos uno, y en cuestiones de desigualdad perdemos todos.
Sara Hernández Psocóloga Humanista
menteyterapia@gmail.com