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Estar enamorado es una relación con uno mismo en la que, nunca por casualidad, elijo al otro para proyéctarme.

Así sabemos que elegimos a alguien no por su belleza, no por una noche de alcohol, ni por sus actitudes sexuales, ni por su ética; no l@s elegimos por sus genes, ni por su coche, ni por su barco…¡Nada de eso!

 

Elegimos inconscientemente a aquella persona que nos enseña lo que me falta ver de mí mismo.

Y no sólo a mí mismo como individuo, si rizamos el rizo vemos como nuestras familias son también imágenes especulares. Pero vayamos por partes:

 

¿Qué es lo que más te enfada de tu pareja?¿Qué es lo que más te irrita, lo que no soportas?

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Pues esto mismo es lo que tú te tienes que trabajar.

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Las parejas se separan por los mismos motivos que se unen. Y esque en un principio eso que parecía complementarte ahora es una amenaza. Si tu pareja era muy responsable y te parecía genial, ¿Cómo puede ser que ahora te parezca obsesiva e inaguantable?

Al principio la diferencia te agrada pero ahora que el enamoramiento decae, te peleas por las mismas cosas que antes os habían acercado. Y es que en tu pareja ves aquella parte tuya que necesitas integrar y de no hacerlo te pelearás contigo mismo excusándote en tu mejor maestro, tu compañer@.

La pareja es un espejo donde veo mis partes negadas y la clave es desarrollar esos aspectos en mí. Enamorarse es amar las coincidencias y amar es enamorarse de las diferencias.

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Podemos aprender a superar estas dificultades añadiendo a la terapia de pareja dos técnicas : entendiendo como se complementan nuestros programas familiares, viendo cómo es esta imagen especular familiar y por otra parte, entendiendo como dos tipologías de personalidad se juntan hablando idiomas distintos.

Cuando entendemos esto, todo cobra sentido tanto para arreglar las cosas como para separarse con conciencia.

 

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Así entiendes cómo es posible que lleves tantos años junto a esa persona o cómo puede ser que ahora parezcáis tan distintos y que el amor no baste en la convivencia.

O tal vez seas de los que se preguntan para qué atraes siempre a las mismas personas o por qué nunca tienes relaciones a tu medida.

Sencillamente, heredamos programas.

 

¿Espejito, espejito, para qué me meto yo es estos ajitos???

 

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Sara Hernández psicóloga Humanista