Lo que deseamos comer tiene poco que ver con las necesidades del cuerpo ya que este funciona fenomenal con una alimentación simple, natural y principalmente con alimentos de origen vegetal.

Estos antojos indiscriminados son los apegos de los otros cuerpos: el mental y el emocional que se apegan a alimentos físicos para compensar sus carencias a otros niveles energéticos.

Lo que solemos necesitar son chocolates, lácteos, alcohol, estimulantes… no porque los necesitemos, sino porque hemos sufrido alguna dificultad, nos hayamos enfadado, sentido solos, nos estamos aburriendo etc.

Cuando comemos para calmarnos evitamos el contacto con nuestras emociones y necesidades más profundas, evitamos contactar con lo que hay detrás del aburrimiento , de la pereza , de la culpa o de la tristeza. Evitamos la intensidad del presente y de la información que éste nos da a través de nuestro cuerpo emocional.

Normalmente lo que deseamos no es lo que necesitamos, y esto es porque estamos tan desconectados de nosotros mismos que hemos perdido nuestra intuición. Y ocurre que elegimos inconscientemente alimentos que nos producen la vibración contraria a la que necesitamos.

Es por eso que cuando nos intoxicamos con comida vacía o tóxica como ocurre en navidad, en fiestas etc. , aún perdemos más nuestra capacidad de intuición biológica y el cuerpo nos sigue pidiendo más dulces y panes para contrarrestar los picos de glucosa (según la medicina clásica) o para compensar los cambios de energía ying -yang (según la macrobiótica).Esto tiene que ver con eso tan famoso de que el dulce llama al dulce: cuanto más dulce se come más apetece o que cuanto peor se come peor se sigue comiendo.

Para saber lo que necesitamos es necesario hacer un trabajo de autoobservación y concienciación interior.

Y por supuesto antes de bucear en materia inconsciente y en temas más profundos debe quedarnos claro que si tenemos una dieta mal organizada y pasamos mucho tiempo del día sin comer, comemos sin balancear los platos… no podemos esperar tener una buena disposición general de nuestra energía física, mental, emocional y espiritual.

Todas estas habilidades , aptitudes y el trabajo emocional que cada persona necesita de manera particular, es lo que abordamos en el proceso terapéutico de psiconutrición. Básicamente hacemos consciente lo inconsciente y aprovechamos el reto de mejorar nuestro estado físico para crecer de modo integral.

Porque sólo habremos llegado al éxito nutricional cuando seamos conscientes que cómo nos nutrimos en la mesa es un reflejo de cómo nos nutrimos en todos los otros niveles: aquí cabe cuestionarse qué es lo que te tragas a diario que no puedes digerir y qué sabores anhelas que le faltan a tu vida. Qué es lo que te amarga la vida y qué te la endulza. Tienes una vida balanceada o si priorizas mucho una dimensión de la vida y descuidas otras. Cómo hacemos una cosa hacemos el resto.

Y siguiendo al caso con el tema de hoy es importante tomar conciencia de cómo estoy yo cuando cocino , cuando como , con qué personas estoy en la mesa , cómo me siento…

Es un clásico estar enfermo después de una comida con personas que no son de agrado de uno, pero accedemos por estar acostumbramos a tragar por compromiso social. Y luego llegan los problemas de digestión por haberse tragado al cuñado en la cena de nochebuena o por no haber dicho lo que ocultaba el nudo de nuestra garganta .

Puede ser que alguien que tiene siempre el estómago delicado cuando come en casa salga fuera con la persona que ansía y la cena le siente genial, posiblemente tenga un conflicto con su soledad.

Hay veces que la psicosomática es verdaderamente precisa y se ven casos muy claros que relacionan alergias alimentarias etc con productos concretos que simbolizan conflictos determinados. Por ejemplo : el pan es el padre o la autoridad, la leche es la madre, los frutos secos suelen tener que ver son el sexo… o hay veces que un alimento queda condicionado a una emoción que tiene que ver con un conflicto y adquirimos una intolerancia a ese alimento.

El miedo a no ser queridos y la dificultad para aceptarse físicamente tiene mucho que ver con este comer emocional del que hablamos.

Con este articulo pretendía que pusieramos mas conciencia al presente, que nos demos cuenta de lo que ocurre mientras comemos y hacer una analogía con todo eso que nos tragamos en un intento (siempre fracasado) de que nos quieran.

 

Sara Hernández Psicóloga Humanista

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